viernes, 11 de junio de 2010

Estuve pensando en mis contradicciones, en el sí y en el no, en lo que quiero ser, y en lo que soy, en lo que amo y también en lo que odio.

Las relaciones humanas se desgastan, y analizarlas me desgasta.

Pero no puedo hacer oídos sordos a lo que pasa a mi alrededor.

Entonces...

¿Cuál es el punto medio? ¿En qué momento dejamos de estar ayudando y pasamos a estar involucrándonos en cosas que no nos corresponden? ¿Darle espacio a las personas para que resuelvan sus problemas con quien corresponda, es hacerse la boluda? ¿Qué derecho tengo de opinar o decirle cómo creo yo que debería actuar? ¿Qué responsabilidad tengo yo, si es que la tengo, como amiga?

¿Cuándo deja de ser una ayuda desinteresada y se transforma en querer que el mundo funcione como a mi me gustaría que funcione?



El título de esta entrada es un fragmento del texto "Mis contradicciones" de Pablo Giménez.

3 comentarios:

  1. mmm...buen punto, siempre cambia el enfoque segun lo abordado creo yo....

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  2. mm... supongo que muchas veces nos mueve el impulso de egoismo, de querer hacer que las cosas estén bien para mi.
    y eso a veces ciega, no?
    cuando no te das cuenta de que te importa un huevo el otro, y de que estas haciendo las cosas para vos.
    pero tmb puede ser el hecho (¿se escribe bien asi?) de sentir que tenes poder sobre el otro. la satisfacción de que lo que yo le diga, lo va a hacer.
    casi que le podríamos decir amor al manipuleo.
    casi.

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